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Acorazado Bismarck

  • fade!
  • 4 mar 2018
  • 11 Min. de lectura

La guerra deparaba grandes sorpresas. El acorazado "Bismarck" quedó listo para sus funciones en 1941. La noche del 21 de mayo zarpó de Noruega bajo el mando del Almirante Lütjens (quien durante un recorrido anterior en los cruceros "Scharnhorst" y "Gneisenau" había destruido 22 barcos británicos con un total de 115.000 toneladas). El "Bismarck" iba acompañado del crucero "Príncipe Eugenio", de 100.000 toneladas. El día 23 las dos naves fueron avistadas por los dos cruceros ingleses "Suffolk" y "Norfolk", los cuales se concretaron a seguirlas a respetable distancia y a pedir fuerzas superiores que las batieran. A las 5 de la madrugada del día 24, en las frías aguas comprendidas entre Islandia y Groenlandia, dos poderosos acorazados británicos convergieron a cerrarle el paso al "Bismarck": uno era el "Hood", de, 42.100 toneladas, barco insignia de la flota. El otro era el moderno "Principe de Gales", de 35.000 toneladas. Las tripulaciones de los cruceros "Suffolk" y "Norfolk", que habían seguido de lejos la marcha del acorazado alemán, se dispusieron a presenciar su destrucción. A última hora del 24 de mayo, Ericj Reader - Comandante jefe de la Armada - telefoneó desde Berlín. Al salir de los estrechos de Dinamarca, al sur de Islandia, el "Bismarck" se había tropezado con 2 acorazados ingleses enviados allá para interceptarlo. Churchill dice en sus memorias que: El "Hood" y el "Príncipe de Gales" habían pedido el refuerzo del acorazado "Renown", del portaaviones "Ark Royal" y del crucero "Sheffeld". Pero antes de que estas naves llegaran el "Hood" abrió el fuego a una distancia de 25 kilómetros; el "Príncipe de Gales" lo secundó instantes después, el "Bismarck" contestó con los cañones de todas sus torres. La lucha se circunscribía a los 2 acorazados ingleses, con un total de 17 grandes cañones (de 35 centímetros de diámetro), y el acorazado alemán con 8 cañones. El crucero "Príncipe Eugenio" no podía participar en una batalla de gigantes. Los acorazados se cruzaban proyectiles de más de 800 kilos cada uno. El fuego del "Hood" era certero y a la tercera descarga logró situar disparos a corta distancia del "Bismarck", por ambos costados. El "Príncipe de Gales" consiguió lo mismo hasta la sexta andanada, columnas de agua se levantaban a 60 metros de altura y servían como puntos para afinar la puntería, todavía falla en novecientos metros. Por su parte, el "Bismarck" había concentrado el fuego sobre el "Hood", a la tercera andanada, logró uno o varios impactos que ocasionaron una terrífica explosión, los testigos dicen que una erupción de llamas se alzó entre los mástiles del "Hood" a mas de 300 metros de altura y que se vio ascender una gran bola incandecente. Torres completas de artillería y partes de coraza habían sido lanzadas al aire. Tras del relámpago cegador fue perceptible que el "Hood" se había partido en dos y que los levantados extremos de la popa y de la proa se hundían rápidamente. De su tripulación de 1.500 hombres, encabezados por el Vicealmirante L.E. Holland, solo se salvaron tres. La explosión mató a la mayoría. El "Bismarck" destruyó al "Hood" - el más poderoso acorazado de Churchill - en menos de 5 minutos.

Los cañones del "Bismarck" se volvieron entonces contra el "Príncipe de Gales", le hicieron 4 impactos con proyectiles de 15 pulgadas y 3 con proyectiles de 8; uno le destruyó el puente y otro le abrió un agujero por donde le penetraron 400 toneladas de agua. "El Príncipe de Gales" rompió entonces combate y se retiró para ponerse a salvo. Llevaba varios muertos y heridos a bordo.

En Berghof, la alegría inicial quedó atemperada por ulteriores mensajes del Almirantazgo. El "Bismarck" había recibido dos impactos que no produjeron bajas, pero que si habían producido un escape de combustible. Su velocidad había quedado reducida, y al parecer, los buques ingleses utilizaban una especie de radar, posibilidad que hasta el momento los alemanes no habían admitido.

Al parecer hubo entonces un momento de indecisión a bordo del "Bismarck": el comandante Lindermann quería regresar a la base de Noruega, por la misma ruta, y Hitler les dijo en radiograma que, creía que eso era lo mas conveniente. El almirante Lütjens propuso que el "Bismarck" entrara en el puerto francés de Saint-Nazaire, dejando que el "Príncipe Eugenio" se adentrara solo en el Atlántico. Sin embargo, Lütjens no podía zafarse de los buques enemigos que le perseguían. Propuso que Karl Dönitz - Comandante en jefe del servicio de submarinos - concentrara a cuantos submarinos pudiera en cierta zona, a la que él procuraría atraer al enemigo. Pero al día siguiente, Lütjens anunciaba que las reservas de combustible eran tan escasas, que tenían que poner dirección rumbo a Saint-Nazaire.

Churchill refiere así aquel dramático momento. "El Almirantazgo Británico llamó a todas las fuerzas. El "Rodney", el "Ramillies", el "Rebenge" y otros acorazados fueron a la persecución del "Bismarck". Aquella noche el "Bismarck" cambió subitamente de rumbo para enfrentarse a todos sus perseguidores. Ahora sabemos que este movimiento se llevó a cabo para cubrir la fuga del "Principe Eugenio", que 10 días después llegó a Brest (Francia). El portaaviones "Victorius" se unió a la caza del "Bismarck" cubierto por 4 cruceros. Luego le siguieron los acorazados "Jorgue V" y "Rodney".

Acorazados, cruceros, destructores y portaaviones, procedentes de Groenlandia, de Inglaterra y de Gibraltar, fueron cautelosamente convergiendo por los 4 puntos cardinales. Así llegaron los cruceros de batalla "Renown" y "Repulse"; los acorazados "Nelson", "Rodney", "Príncipe de Gales", "Ramillies" y "Jorgue V"; los portaaviones "Ark Royal" y "Victorius"; los cruceros "Norfolk", "Suffolk", "Sheffield" y "Dorsetshire", los destructores "Maori", "Zulú", "Sikh", "Piorun", "Cossack" y otros más. De Greorlandia y de varios portaaviones salieron bombarderos y torpederos para localizar al "Bismarck", cuyo rastro habían perdido el día 25 los cruceros ingleses "Suffolk" y "Norfolk".


El almirantazgo alemán sabía ya que todos los buques de guerra enemigos fondeados en "Scapa Flow" se habían hecho a la mar, en busca del averiado "Bismarck". A última hora del 24, Lütjens había dado parte de los primeros ataque aéreos contra el "Bismarck", lo que indicaba que el portaaviones británico "Victorious" se encontraba evidentemente a una distancia que le permitía lanzar esos ataques.

En Berghof, Walther Hewel - Personal de Ribbentrop, enlace con el cuartel general de Hitler - escribió: <<Horas de angustia a causa del "Bismarck">>. Durante altas horas de la noche, los aviones ingleses efectuaron más ataques mediante torpedos contra el "Bismarck", pero Lütjens dijo que <<carecían de importancia>>. Al mediodía del 25, Lütjens había conseguido, por fin, zafarse de sus perseguidores. Pero ¿hasta cuándo podría mantenerse en esa situación?. A juzgar por los mensajes radiados interceptados, los ingleses estaban destinando todos sus recursos navales a la misión de hundir el "Bismarck". Göring ordenó a sus comandantes que dieran protección aérea, hasta el punto que les fuera posible, al acorazado herido, pero la autonomía de los aviones alemanes no era suficiente para llegar hasta el "Bismarck". Hitler, de lúgubre humor, felicitó por radio a Lütjens por su cumpleaños.


De pronto el "Bismarck" comenzó a comunicarse largamente con el Alto Mando de la Marina y delató su posición. Los británicos no salían de su asombro... ¿A qué se debía esa insensatez?. Posteriormente se supo que a bordo del "Bismarck" se registraron las pulsaciones eléctricas de los radares de los dos cruceros ingleses. De tal manera que lütjens creyó que no le habían perdido la pista. Lo que ignoraba era que tales pulsaciones, muy débiles, no alcanzaban a regresar a los cruceros británicos y que éstos daban ya por perdida la pista del "Bismarck". Al funcionar la radiotransmisora, el acorazado alemán delató su posición a los dos cruceros que lo seguían a respetable distancia. Como consecuencia, no tardaron en caer bandadas de aviones bombarderos y torpederos que estuvieron acosándolo todo el día 26. Al anochecer, después de tres días de persecución, el acorazado alemán fue alcanzado por un torpedo aéreo que le destruyó los timones y le averió las hélices. (Previamente la protección del timón había sido dañada por otro torpedo). Al pegar el segundo torpedo en el mismo sitio, el daño fue irreparable. Aunque intacto, el gigante quedó casi al garete y moviéndose lentamente en mitad del Atlántico; no podía maniobrar ni tomar dirección determinada. Sus 138.000 caballos de fuerza eran ya inútiles.

Cuando Hitler despertó, el día 26, le comunicaron la noticia de que el "Bismarck" había sido localizado por el enemigo. Perseguido por la aviación contraria, aún tenía que recorrer 600 millas para llegar a Brest. Lütjens comunicó por radio que la aviación enemiga había conseguido que sus torpedos hicieran blanco en la parte media del "Bismarck" y en la popa. A las 9:50 minutos llegó la temible noticia de que el sistema de dirección del acorazado había dejado de funcionar. El "Bismarck", el buque que no podía ser hundido, se mantenía a flote y sus cañones podían disparar, pero sólo podía navegar trazando un lento y solemne círculo, mientras los buques de guerra ingleses se acercaban más y más. Gracias a las intercepciones de mensajes radiados, el Almirantazgo alemán supo que 4 acorazados y 2 portaaviones por lo menos se acercaban al "Bismarck" para rematarlo; el estado del mar en marejada impedía que los destructores de Reader se hicieran a la mar, y, por otra parte, los submarinos de Dönitz se hallaban a una distancia que no le permitía entrar a tiempo en combate con el enemigo. Poco antes de la medianoche, Lütjens envió otro mensaje por radio: <<El buque no se puede gobernar. Lucharemos hasta la última bala. ¡Viva el Führer!>>. Lütjens mandó un mensaje al propio Hitler: <<Lucharemos hasta el fin, con la confianza puesta en usted, mein Führer, y manteniendo íntegra nuestra fe en la victoria de Alemania>>. Hitler ordenó al Almirantazgo que contestara: <<Alemania entera está con vosotros. Haremos todo lo que se pueda hacer. La manera con que cumplís vuestro deber fortalecerá a nuestra nación en su lucha por la supervivencia. Adolf Hitler.>>

Al amanecer el día 27 el Almirante Lütjens pidió que un submarino se acercara para entregarle su cuaderno de bitácora. Por un capricho del azar la misión le fue dada al "U-556" del teniente Wohlfarth, quién tiempo antes se había cruzado en su base con el "Bismarck" y le había dicho mediante señales, humorísticamente: "Cuando le toque zarpar, no se preocupe. Cuidaré de que no le pase nada malo". Ahora el "Bismarck", en capilla, lo llamaba para entregarle sus memorias. El "U-556" trató de acercarse y súbitamente, al emerger, se encontró que tenía a tiro al acorazado inglés "Renown" y al portaaviones "Ark Royal". Era una posición privilegiada en que bastaría disparar los torpedos de proa y popa para hundir ambas naves que cercaban al "Bismarck". Pero lleno de amargura Wohlfarth no pudo hacer nada por su hermano mayor: no le quedaba ya ni un solo torpedo...

En su bitácora anotó: "¡Si tuviera ahora torpedos! Posición ideal para un ataque. ¡Sin destructores, sin zig zag! ... Observo disparos de bengalas y fuego de defensa del "Bismarck". Ataque de artillería. Una sensación espantosa, estar cerca y no poder hacer nada".

Ni siquiera pudo el U-556 recoger la bitácora del Almirante Lütjens.

Durante las primeras horas del día 27 de mayo, la Luftwaffe sobrevoló la zona y lanzó ineficaces ataques contra los cruceros y destructores ingleses. Remolcadores con capacidad para navegar por el océano se hicieron a la mar. Se pidió al gobierno español que mandara buques de rescate. El último mensaje radiado de Lütjens había llegado a las 6:25 de la mañana: <<Posición inalterada. Velocidad de viento de 8 a 9>>. A partir de ese momento, sólo hubo silencio.

En Berghof imperaba fúnebre tristeza. La esposa de un ayudante dijo, en un murmullo, que todos deberían vestirse de luto. Al mediodía, Hitler supo que los ingleses habían anunciado el hundimiento del Bismarck una hora antes.

A las 8:47 de la mañana, el "Bismarck" había comenzado ya su última batalla . Los acorazados "Rodney" y "Jorge V" iniciaron el cañoneo, inmediatamente seguidos por el "Príncipe de Gales" y de otros más. El acorazado alemán ya no podía maniobrar y relativamente era una presa fácil, el comandante del "Dorsetshire" también participó en el cañoneo durante nueve minutos, pero después declaró que se había retirado "porque ya no era posible distinguir los disparos, que llovían sobre el "Bismarck". Varias naves también lo acosaban con torpedos, 12 bombarderos del "Ark Royal" volaron sobre la acorralada presa y debido a lo nutrido del fuego no pudieron descender lo suficiente para atacar.

Ante la imposibilidad de maniobrar y de dirigir el tiro, el Almirante Lütjens ordenó a todas las torres de artillería "fuego a discreción". Los artilleros que morían eran sustituidos por personal no especializado sólo para que simbólicamente siguieran disparando. Frederick Kramer dice que por unos momentos los marinos cantaron su himno ante el fin inminente de su nave.

El "Bismarck", inmóvil a 640 kilómetros de Brest, resistió un fuego concentrado que antes nunguna otra embarcación de guerra había recibido. Durante unos minutos disparó contra el "Jorgue V" y contra el "Rodney", pero bién pronto el fuego de tres barcos le inutilizó sus cañones, que quedaron muertos apuntando hacia diversos rumbos. A las 10 de la mañana la cubierta del acorazado estaba destrozada y se elevaban grandes humaredas. Como la nave seguía a flote y sin arriar la bandera, le siguieron lloviendo granadas y torpedos desde cuatro barcos, hasta que a las 10:40 comenzó a hundirse de costado.

Paralizado, y después de haber disparado sus últimas municiones, el "Bismarck" demostró ser un buque que no podía ser hundido. Bajo el fuego de los cañones de la armada británica, la tripulación del "Bismarck" se hundió ondeando honrosamente su bandera, con la pérdida de unas 2.300 vidas.

El ofical británico L.R. Crocker refirió: "Vi que nuestras granadas sacaban las entrañas al "Bismarck". Cometimos contra su popa y se extendió el incendio en la nave. Pero los nazis tenían valor. El "Rodney" disparó contra la torrecilla posterior hasta derribarla. Para entonces, el "Bismarck" se hundió entre llamas y olas, con su bandera izada que significaba no rendición"

Así quedó vengado el hundimiento en combate del acorazad "Hood", barco insignia de Gran Bretaña.


El dolor de Hitler se transformó en furia. El OKW recibió órdenes de que ningún acorazado o destructor se hiciera a la mar sin el consentimiento del Führer. El bravo almirante Lütjens había advertido en uno de sus últimos mensajes que el empleo de radar por el enemigo obligaba a revisar la estrategia de cruceros bélicos, en el Atlántico, de la armada alemana. El 27 de mayo, Hewel escribió: ""El Bismarck", hundido. Ambiente de gran tristeza. La melancolía del Führer no puede expresarse con palabras. Furia indomable contra los jefes de la armada:

1) Este buque no hubiera debido ser enviado jamás en misiones de hostigamiento; 2) Después de haber dado cuenta del "Hood", hubiera debido dar cuenta asimismo del "Príncipe de Gales", en vez de emprender la retirada; 3) Hubiera debido regresar directamente a Noruega, en vez de meterse en la boca del lobo.

Demasiados trámites burocráticos y cabezonería en la armada. La armada no tolera que nadie piense por sí mismo.

Por la tarde, llega el ministro de Asuntos Exteriores del Reich. El Führer le habla claro, maldice y jura, y luego se calma. Vamos a pie a la casita del té. El Führer vuelve a embalarse, se habla de nuevos tipos de buques y del torpedo aéreo como arma".


Cuando Reader fue a Berghof, contestó serenamente las críticas de Hitler. Hizo resaltar, de modo especial, que si el "Bismarck" hubiera regresado por las aguas del Norte de Noruega, habría corrido más riesgos que adentrándose en el Atlántico. Hitler ordenó al Almirantazgo que adoptara una actitud de conservación de su potencia, hasta que se supiera el efecto que <<Barbaroja>> había causado en la Gran Bretaña.

<<Si el derrumbamiento de la Gran Bretaña llega a parecer inminente, nuestras naves de superficie tendrán que cumplir muy importantes deberes>>. Pese a que Hitler no lo reconoció, la pérdida del "Bismarck" no fue estéril. El "Bismarck" había atraído nada menos que a 8 acorazados, 2 portaaviones, 11 cruceros y 21 destructores, creando con ello una diversión que permitió la conclusión triunfal de la invasión de Creta, y, a su vez, la toma de Creta había reducido la influencia británica en el Mediterráneo, allanando a Rommel el camino hacia sus futuros triunfos en el norte de África.


El capitán Russell Grenfell, de la Real Armada Británica, hace notar que meses antes de la batalla del "Bismarck", Alemania había lanzado al Atlántico a sus cruceros de combate "Scharnhorst" y "Gneisenau", que luego fueron inmovilizados y cercados en Brest. Y agrega que poco después del hundimiento del "Bismarck" quedo listo su hermano gemelo el "Tirpitz".

"Si los alemanes se hubieran esperado hasta que el "Tirpitz" estuviera listo - dice Russell Grenfell - y entonces hubieran enviado a los cuatro juntos el problema de habérselas con ellos en alta mar hubiera sido en verdad espinoso. Pero, felizmente para nosotros, los alemanes decidieron gastar, centavo a centavo, el capital de sus naves".

En efecto, ese error de impaciencia fue cometido por Alemania lo mismo con los barcos que con otras armas (Como ciertas minas, tanques y aviones) cuya superioridad cualitativa pudo haber rendido incalculabres dividendos, en caso de haberse usado con mayor concentración.


"BISMARCK" vs "HOOD"


Fuente: Derrota Mundial - Libro de Salvador Borrego.

La Guerra de Hitler - Libro de David Irving.


 
 
 

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